Amigo, necesito hablar contigo. Una pena tengo que contar.
Porque si no te la digo, me la tendre que tragar.
Pero la pena de amor aún no le ha quitado el apetito, si.
Estoy enamorado locamente. Nunca antes pude amar así.
Ahora sé lo que se siente al hablar de frenesí.
Pero es honda mi desgracia porque ella no me quiere igual a mí.
Estoy enamorado de mi patria,
pero ella no me tira ni un pedazo de bandera,
ni siquiera cuando el frío impera.
Y siempre me desprecia, me destrata,
no me va a ayudar a nada y se quiere librar de mí.
Siempre que yo me acerco para hablarle, piensa que la quiero molestar.
Aunque si es para cantarle, está dispuesta a escuchar
siempre que trate de canciones narcisistas y lo nacional.
Como quisera convenir con ella y quererla por siempre jamás,
pero tanto me atropella que algún día yo quizás
me enamore de otra tierra que me deje junto a ella trabajar.
Estoy enamorado de mi patria,
pero ella tiene hábitos sexuales
un tanto particulares, porque para gozar,
precisa que tu sufras trabajando inutilmente
o buscandote un trabajo donde no hay.
Amigo, necesito hablar contigo. Una pena te quiero contar.
Porque si no te la digo, me la tendre que exportar.\