No te quiero por ser la mujer de mis sueños,
ni por ser tu cociente mental el de un genio,
y saberte que número atómico tiene el rutenio
o cuanto pesa el sol.
No te quiero por ser la mujer más hermosa,
y al andar por la calle, te digan de cosas,
y a tu paso se hinchen, revienten de amor las baldosas
y crezca el hormigón.
No te quiero por simple cuestión de costumbre,
ni por ser de mis aspiraciones la cumbre.
No te quiero por darle a mi vida una zona de lumbre.
Te quiero porque…no sé.
No te quiero por ser diferente a las otras.
No te quiero por ser una yegua, una potra.
Ni tampoco te quiero, mi amor, por llevarte la contra
ni por dejártela.
No te quiero por tus agnolottis caseros,
por el gusto que tiene tu asado con cuero.
No te quiero por ser vos la hija del chocolatero,
o él ser tu papá.
No te quiero por ser veintitrés codo a codo,
por tener muchas más curvas que Cuasimodo
y en la cama de noche me digas que hagamos de todo.
Te quiero porque…no sé.
No te quiero por ser compañera inefable,
por ser socia mensual de un video por cable,
ni por simple afición de tener una voz que me hable
de lo que me hablás vos.
No te quiero por ser mujer de mi vigilia,
ni por ser esa bestia que mi zoofilia
necesita detrás de esa chica de buena familia,
que según dicen, sos.
No te quiero por ser bendición y martirio,
porque seas mi orzuelo y también mi colirio,
no te quiero por ser el corsé de mis peores delirios.
Te quiero porque…no sé.