Miro en las azoteas
de cara al sol de la mañana
roza su piel curtida tanto color.
Cuelga las camisetas,
su trapo viejo en la ventana
gatos desparramados en el balcón.
Vuelan pensamientos sobre el mar.
Buscan las cabezas despejadas.
Un barco se desplaza
hacia el horizonte para Egipto
camino al infinito no se ve más.
Un barco gigantesco,
un pedazo de la ciudad vieja
se aleja de la costa y rompe el mar.
Vientos que aun están y dan poca sal
almas esperando marejadas.
Calmas esperando sudestadas.