Es Nochebuena. Que bueno, ya estamos acá.
Faltan sólo tres horas para navidá.
Y si abreviamos un poco, podemos decir
que ahora faltan nada más que dos horas y media.
Si seguimos achicando, o mejor sintetizando
nos comemos una hora y decimos ya que ahora
falta nada más que una hora y media.
Es nochebuena. Que bueno, ya estamos acá.
Falta sólo una hora para navidá.
Y si seguimos en ésa, podemos decir
que nos van quedando menos de tres cuartos de hora.
¿Cuanto falta Benvenutto?
A ver. Creo… creo que quince minutos.
Tu reloj si no se apura (no, que vas a hacer?),
Te lo tiro a la basura (NOOO).
Falta nada más que catorce m’hijo.
Es nochebuena. Que bien, pero ya dentro de
once o doce minutos, será navidá.
Y a todo esto nos vienen faltando nomás
de unos diez, o quizás cuatro o cinco minutitos.
¿Cuanto falta Segismundo?
Sólo… sólo están faltando un par de segundos.
¿Que querés decir con eso?
Pretendo decir… Pretendo decir que ya estamos en esto.
¡Es que ya es navidá muchachos!
Si, ya entramos a la navidá.
En este preciso momento ya es navidá, claro si.
Ya es. Este. Sí, seguro, claro. Ya son más de las doce entonces,
lógicamente corresponde a navidá. Este. Sí, seguro, claro.
Navidá. ¿Qué? No, navidá, o sea. Si, cómo te puedo explicar.
Ya está pasada la hora, entonces ¿que sacás en conclusión?
Claro. Navidá, si seguro. 25 de diciembre, por lógica es navidá.
Si, claro. Pero bueno, no sé. ¿Que querés que te diga?
¿No entendés? ¿No entendés? ¿No entendés?
Es navidá. Ya llegó. Que te puedo decir.