Despedida de Soltero de un compañero.
Tango va botella viene. Vestite mal que te conviene.
Tenemos la huevera en la heladera,
un balde de mezcla fina y dos tarros de vaselina.
Los estudiantes cantaban y lo miraban
“justo con la magdalena, con esa que estaba tan buena.”
Ya viene el picadillo, algo sencillo.
La comida no interesa, estamos todos en la mesa.
Habló el homenajeado emocionado.
Más de uno se reía y más de dos lo interrumpían.
Los estudiantes cantaban y lo cargaban.
Lo mojaban con engrudo y lo trataban de cornudo.
Algunos se mamaban. Otros bailaban.
Y el rogaba al Dios del cielo que no le cortaran el pelo.
Si más se emborrachaban, más lo cachaban.
Y en el saco le escribían cualquier clase de groserías.
Los estudiantes cantaban y lo llevaban
de pesados para afuera para que la gente lo viera.
Bancaba la tacada, como si nada.
Era claro que algún día a otro ya le tocaría.
Lo dieron contra el piso y aunque no quiso,
lo dejaron sin la ropa y le gritaron “Opa, Opa”.
Los estudiantes cantaban y le pegaban.
“Si se te ocurrió casarte, entonces no podés quejarte.”
Llenaron su cabeza de arena gruesa,
le tiraron agua helada y lo agarraron a patadas.
“A darle pa’ tabaco” pensaba Paco.
Y aunque oyó gritar “Socorro”, le dio como adentro de un gorro.
Los estudiantes cantaban y lo mataban.
“Si querés casarte ahora. La Magdalena llora y llora.”