Cuando largué el lunes el trabajo,
me pregunté ¿Adonde voy? ¿Que hago?
Y como justo andaba con el pago
del mes traspasado que vino atrasado,
me dije “Voy al cine”, porque si no,
El bajón, el bajón, me venía el bajón.
El bajón, el bajón, me venía el bajón. El bajón.
Cuando murió la luz de la pantalla
y renació la verdadera talla
del mundo real que estaba de mi lado.
¡Uy! Estoy rodeado. Estoy acorralado.
Pense y pensé en los verdes parajes
del largometraje. Yo me iba de viaje.
Pensaba, imaginaba. Porque si no,
El bajón, el bajón, me venía el bajón.
El bajón, el bajón, me venía el bajón. El bajón.
Me tropecé llegando a la parada
con un gurí amigo de la infancia.
“Como te va, ¿que tal la vas llevando?”
y vamos marchando, ahí vamos tirando.
Y se acabó la charla. Porque si no,
El bajón, el bajón, me venía el bajón.
El bajón, el bajón, me venía el bajón. El bajón.
Cuando llegué a casa (y es un dicho
porque más bien, me trata como nicho),
prendí la tele y si no la prendía,
ya me la veía que se me venía
la gran mancha sombría, la depresión,
El bajón, el bajón, yo le digo el bajón.
El bajón, el bajón, yo le digo el bajón. El bajón.
Al rato ya, cansado saturado,
desconecté el diablo de chatarra
y me prendí de mi vieja guitarra.
Quiero que me salga una canción del alma.
Una canción que diga lo que siento.
Mi padecimiento hecho pensamiento.
Un canto que transmita desolación.
La canción del bajón, el bajón de la canción.
La canción del bajón, el bajón de la canción. El bajón.
Probé y probé con notas, con acordes.
Desarrollé palabras, frases versos.
Pero era todo muy vago y disperso.
Era un balbuceo, más que triste, feo.
Tiré entonces la viola porque si no,
El bajón, el bajón, me atacaba el bajón.
El bajón, el bajón, me tragaba el bajón. El bajón.
Y esta canción que ahora estoy cantando
quizá mejor, la vaya liquidando.
Porque ya siento arder en mi cabeza
la humareda espesa de esta gran tristeza.
Tristeza pegajosa, pesada, empalagosa, estática y viscosa.
La pálida, muchachos. El palidón.
El bajón, el bajón, yo lo llamo el bajón.
El bajón, el bajón, se me viene el bajón.
El bajón, el bajón, ya me entierra el bajón.
El bajón, el bajón, se parece al cajón.