Él es un encargado.
Tiene gente que le obedece.
Él pone las sanciones.
Tiene gente que lo aborrece.
Él pega cuatro gritos
y la fábrica se estremece.
Él marca los trabajos.
Tiene gente que los padece.
Él busca los que sirven.
A más de uno dispuso el cese.
Él le dice a su jefe
“yo no quiero tipos como ese.”
El día en que le fallan,
se desespera, se enloquece.
Él les grita “¿Que es esto,
es un taller o una kermesse?”
Él es también empleado.
Cuando se acuerda se entristece.
Él es un subalterno.
Tiene gente que lo entorpece.
Él es un encargado.
Encargado hasta que progrese.
Él es un encargado
y la pinta lo favorece.
Él trabaja con ganas.
Que bién si el patron lo supiese.
Él sueña con ser jefe.
Le pide a su mujer que rece.
Él que ha luchado siempre
por que la producción saliese,
él de tanta riqueza,
piensa que algo le pertenece.
Él es un encargado.
Encargado aunque no parece.
Él sirve para jefe
Si el patrón lo reconociese.
Él le pide a su espejo,
le suplica, que le confiese
el destino, la suerte,
el futuro que se merece.
El espejo le dice
que si fuese a quien eligiese,
él lo colocaría
al frente para que dirigiese.
Él es un encargado.
Tiene gente que le obedece.
Él pone las sanciones.
Tiene gente que lo aborrece.
Él pega cuatro gritos
y la fábrica se estremece.
Él jefe pega uno
y el se avergüenza, se enrojece.