¿No es verdad, señor ministro
que desde hace algunos días,
parece el aire más limpio
y el agua más cristalina.
Que la intensidad del cielo
es muy rara, y la ciudad
está más linda, y la gente
diferente no es verdad?
¿No es verdad que en todas partes
se oye un rumor melodioso
entre místico y pagano,
callado y escandaloso?
Dice usted, señor ministro
que ningún cambio notó.
Que hay sólo un pequeño déficit
que se debe a la inflación.
Disculpe usted que yo insista
con mi modo esta opinión.
Creo que estamos viviendo
toda una transformación.
¿No se ha notado usted mismo
bello como un dios pagano,
más eficiente que nunca
y hasta un poco más humano?
¿No es raro señor ministro
si en realidad usted lo ignora
estos cambios tan sutiles
siendo una computadora?
Cuando en lugar de una máquina
hubo ministros humanos,
pasaban cosas peores
y vivieron tan ufanos.