Era principio de mes pero mi sueldo
tan impaciente, tocaba a su fin.
Los pocos pesos que me estaban quedando,
sólo un destino podían elegir.
Como ir al cine. Pero si entraba en esa,
no me alcanzaba para el chocolatín.
(Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche,
Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche)
Quería ver la nueva de Bertolucci.
Quería ver “El Último Emperador”.
Pero apretaba el billete en el bolsillo
y no llegaba a tomar la decisión.
Hasta que al fin me salió de la sabiola
la idea justa, la del rey Salomón.
(Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche,
Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche)
Y me fui al bar de la esquina más cercana
Y en un arranque de servida inspiración,
cuando lo vi acercandose a mi mesa,
le dije al mozo en tono de tanguez
“Traigame el último sandwiche caliente
y a ver si aguanto hasta que termine el mes”
(Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche,
Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche, Sandwiche)