Esa Morena, que bien que baila.
Lleva su ritmo con mucha gracia.
Como mueve sus caderas,
como agita sus polleras
como si fueran banderas (todos juntos)
como si fueran banderas.
Todo se mueve cual terremoto.
Y me contagia su ritmo loco.
La morena cuando baila,
los tambores que acompañan,
con incomparable maña (todos juntos)
con incomparable maña.
Como palpitan las vibraciones
en esta danza de tradiciones.
Siempre en estos carnavales,
yo presiento los rituales
de mis padres ancestrales (todos juntos)
de mis padres ancestrales.
Por acá escucho que cantan varios, responden a mi llamado
pero por aquel lado no escucho casi ninguna voz.
Este, no sé que pasa. Si es una cuestión de que no…
no tienen ganas, así de mala onda que no quieran cantar.
Yo, la verdad que soy un ferviente partidario de la participación.
En este momento el espectáculo siempre trato
de merecer esta convocatoria, porque a fin de cuentas, este,
yo que sé, no sé si quizás no es comprendido mi llamado,
o si es mas bien una cuestión de incapacidad de ustedes,
de que no saben donde entrar, este, puede ser porque
por lo que veo no son muy morenos, ustedes son más bien
caucásicos y no…de repente, claro, porque este ritmo
hay que mamarlo desde muy chico para poder entenderlo.
Es un ritmo afro, un ritmo muy sincopado que va muy en el aire,
es difícil de agarrar realmente, pero no se hagan problema.
Si es por eso, igual, traten de entrar como puedan, digo,
la cuestión es, a partir de un momento, cantando todos juntos
y no hay mayor exigencia que eso.
Esa morena es monumento,
pero dotado de movimiento
por los mágicos tambores,
que son como los motores
de esta fiesta de colores (yo sólo)
de esta fiesta de colores.
Esa morena, que bien enfila.
Se contorsiona como una anguila,
su cintura diminuta
que proezas ejecuta,
con un swing de la gran puta (todos juntos)
con un swing de la gran puta.