Eran 10 acordeonistas que venían distraidos.
Y por andar mirando al cielo, se metieron en el río.
Así sonaban sus acordeones bajo las aguas del paraná.
Entretenidos los clarinetes, ni se fijaban en sus zoquetes.
Quizás por eso no se avivaron que los del público eran pescados.
Así sonaban sus clarinetes bajo las aguas del paraná.
Otro es el caso del contrabajo. Y es que el gordito que lo tocaba,
cayó en las aguas como una boya por ir pensando quién sabe qué.
Así sonaba su contrabajo bajo las aguas del paraná.
Venía la murga con sus tambores y sus vestidos multicolores.
Movían los hombros y las caderas cuando bajaban de la vereda.
Y es una pena ver que se hundieran mientras golpeaban en la humedad.
Así sonaban las percusiones bajo las aguas del paraná.
Ya estaban todos dentro del agua. Y los pescados que los miraban,
dijeron “vamos a ver si pueden tocar mojados tal como están”.
Así sonaba la orquesta entera bajo las aguas del paraná.