Durante el otoño pasado, yo veía las hojas secas remolineando en el viento y eso me transmitió una profunda melancolía que me trajo a la memoria esta vieja canción: “Las hojas muertas” o “Las hojas secas” como se quiera traducir. Una canción que tuvo muchas versiones de jazz, pero que fue hecha por el compositor Kosma sobre un poema de Prévert. Y bueno, yo traté de aprenderla para incorporarla a mi repertorio. Y estaba muy entusiasmado con ese trabajo, cuando me surgió la posibilidad de ir a tocar al hemisferio norte. Y bueno, yo no me di cuenta pero cuando estaba allá, a pocas horas de mi presentación, de repente miré por la ventana y vi que todo era verde. Todo era nueva vida, que se abría camino la primavera. Entonces me sentía un hipócrita tocando esto, pero no sabía que hacer porque no tenía otras músicas con las que poder reemplazarla. Entonces traté de ver si podía adecuarla a la nueva situación ¿no? si le podía cambiar el sentido, si le podía invertir el sentido. Y bueno, eso fue lo que hice. Le invertí el sentido a la melodía. Por ejemplo empecé a tocar (tararara) en vez de (tararara), (tararara) en vez de (tararara) y (tararara) en vez de (tararara) y (tararara) en vez de (tararara) así que quedó más o menos (toca la melodía invertida). Y la otra parte (tararara) en vez de (tararara), (tararara) en vez de (tararara) y (tararara) en lugar de (tararara) y (tararara) en vez de (tararara) y (tararara) en vez de (tararara). Y teminé con un arpegio descendente en vez de terminar para arriba como había pensado inicialmente.