Mi barrio, que feo barrio. Mi barrio, que feo es.
Que barrio de porquería. Mi barrio es una hez.
Mi barrio es una pocilga. Un cólico vecinal.
Mi barrio es un verdadero aborto de la ciudad.
Mi barrio no tiene nombre. Mi barrio no puede ser.
Tenés que salir en bote cuando se pone a llover.
No hay árboles que en verano te dejen bancar al sol,
y si caminás de noche, no ves un puto farol.
No vayas a visitarme. Te lo digo por tu bien.
Mi barrio se come crudos los ojos cándidos que lo ven.
Mi barrio, que cosa horrible. Mi barrio es el funeral
de toda la arquitectura que enseñan en facultad.
Mi barrio es para la vista el colmo de la agresión.
Quien llega desprevenido, se muere del corazón.
Mi barrio es la peor ofrenda que el ojo puede afrontar.
Mi barrio produce vómitos en el globo ocular.
Mi barrio es una porquería. Si yo algún día me llego a mudar.
No voy a sentir ni un asomo de nostalgia
y me voy a hacer hipnotizar para ver si lo puedo olvidar.
Mi barrio a mi me recuerda el cuento de Peter Pan.
Por ese lugar llamado País de Nunca Jamás.
Mi barrio no tiene estilo. Mi barrio no tiene plan.
Parece lugar de paso de Atila o de Gengis Khan.
Mi barrio es un mamarracho, ya muchos te lo dirán.
Mi barrio es como una burla siniestra hacia Pedro Millán.
Mi barrio es una verguenza, me ruborizo al hablar.
No quiero que nadie sepa que vivo en ese lugar.