Veintidos horas, cero minutos, cero segundos

Imaginate m'hijo

April 11, 2019

Al llegar las 10 de la noche, le empezaba a picar.
Al llegar las 10 de la noche, le picaba la soledad.
Al llegar las 10 de la noche, le empezaba a picar.
Y a las 11, pica que pica, se ponía a rascar.

Una vez pensó en tratarse
el doctor para acabar con esa sarna.
Le mandó tomar cuanto antes,
clases de acompañamiento con guitarra.

Al llegar las 10 de la noche, le empezaba a picar.
Al llegar las 10 de la noche, le picaba la soledad.
Al llegar las 10 de la noche, le empezaba a picar.
Y a las 11, su nueva guitarra, se ponía a rascar.